Irán, América, Israel y Yo~
- Fernand Reyes
- 24 jun
- 2 Min. de lectura
Y los aliados no siempre ayudan, a veces solo agitan con su silencio.
Callar, en ocasiones, es pelear.
Disculpen, empecé por el final.

Las guerras y los conflictos no comienzan por los países, empiezan por las familias, luego por las comunidades y al final se extienden hasta los gobiernos. Ahora luce distinto, pero el origen sigue siendo ese. El desacuerdo entre los pueblos no es más que un reflejo del desacuerdo entre las gentes y las familias.
Vamos del saque a la pregunta incómoda.
¿Cuántas guerras he iniciado entre los míos?
¿Cuántas veces he sido un provocador?
¿He prestado mi mesa para un diálogo conciliador entre enemigos?
¿Te has fijado que últimamente las agresiones en las calles han aumentado de forma alarmante?
Como que los instintos primitivos de defensa y batalla han escapado a nuestra razón y
ahora casi nos divertimos agrediendo y viendo agresión.
¿Qué pelea entre países nos sorprende si en el interior de muchas de nuestras familias se vive en una eterna guerra?
Para nada justifico ni minimizo lo que se observa en la geopolítica de hoy porque es serio, peligroso y triste, pero ¿qué nos sorprende si en guerra viven nuestros pueblitos y nuestros barrios…?
¿No vemos ninguna correlación?
Es apocalíptico.
El génesis de las guerras actuales tiene un nido milenario y es bíblico.
Pero, ¿qué tengo yo que ver?
Todo.
La paz alcanzable está en mis manos, y su propagación también.
Me he visto indignado, distraído y hasta entretenido viendo las bombas estallar desde Medio Oriente, en vivo, en mis propias manos, y a veces hasta un like les doy.
Otras veces me he visto en el mismo comportamiento, mirando de lejos las bombas familiares que enlutan nuestra islita con demasiada regularidad.
Nosotros, los más maduros, ya no queremos salir de noche, pero de día salimos, porque no hay más remedio.
Las guerras han estallado por todos lados y nadie nunca gana.
¿Qué tiene que ver conmigo el conflicto entre Irán, América e Israel?
Todo.
En nuestro pequeño mundo tropical, a veces nos sentimos muy protegidos, a pesar de infligirnos autodestrucción.
¿Qué no entendemos?
Debo frenar mi enojo.
Tengo que amarrarme la lengua.
Es mi deber tratar bien y respetar a todos.
Jamás debo incendiar una discusión para ver sangre correr.
Que no se me olvide que hasta los desconocidos son mis hermanos planetarios, aunque esto último, para muchos, no tenga justificación bíblica.
Es mi deber ciudadano cuidar de los demás, de los peligros yambiciones humanas, y de mí.
Padre, ayúdanos.
La pipa es lo de menos~
Fernand Reyes
24 de junio de 2025
Si…. Me tocó profundamente. Esta guerra también me concierne. Cuando era pequeña escuchaba de ellas, pero no entendía, sabía que sucedían en lugares extraños que yo no conocía. Pero ahora puedo entender aquellos tiempos ya que más o menos son los mismos países, algunos con diferentes nombres. Gracias a Dios que me ha dado de su Gracia y Misericordia para conocerle y entender su Palabra cada día más y con más revelación.
Estoy de acuerdo de que estas guerras comienzan en nuestro interior y en nuestras familias; en este momento tengo mi corazón herido, y aunque sé que “no peleamos contra carne y sangre; no creo que la otra parte lo entienda como yo. Dios me da su Paz meditando…
¡Excelente reflexión! Ufff
👍