Lo que aprendí de Benito, Rosario y Molusco~

Tavin fue un Bad Bunny jíbaro en los 80’s y hoy Benito nos lo recuerda a aquellos que tuvimos la “dicha” de reír, cantar y bailar morbosamente con La Finquita.

El Conjunto Quisqueya no se quedaba atrás con aquellos mamelucos que les asfixiaban sus entrepiernas al ritmo exótico del Merengue Jíbaro.

“Límpiale la finquita a la viudita, Tavin, pa’ que se la dejes limpiecita.”

No todo fue ni tan sano, ni tan ingenuo en aquel añorado pasado. Antes todo era menos electrónico pero igualmente sexualizado. No había malas palabras en las canciones, pero igual había ideas muy subiditas de tono.

Hoy Benito no nos recuerda ni a un comediante, ni a un cantante jíbaro, ni a un propagandista médico con su bulto de cuero; más bien nos recuerda a un país que no ha cambiado mucho en su moral. Lo único distinto es que hoy ya se acepta como bueno cantar malo delante de los menores, por ejemplo, mientras hablar malo aún es un tanto objetable delante de menores, pero si lo cantas y el ritmo es sabroso, pasa con ficha.

Pasamos de lo adulto/privado a lo públicamente descarado.

Mientras tanto, observo las peripecias monetizadoras de Jorge Pabón y aprendo de él. Molu es un ejemplo de los grandes resultados del trabajo en bruto y, a la vez, ejemplo de lo bruto que te pone trabajar solo por dinero y sin propósitos que sean más altos que un Like y un View.

Esta corta reflexión solo me lleva a pensar en lo corta que es la vida como para ponerme a fantasear con cambiar a mi país con unas cortas líneas desde la comodidad de mi PC.

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A propósito, qué irónica y qué bonita la sonrisa de Don Willie Rosario, que con una carrera impecable y seria celebra 101 años sobre esta tierra y aún sigue haciendo el bien, con un timbal.

¿Tendremos de frente el secreto para la longevidad?

¿Qué aprendo de Benito, Rosario y Molu?

A reevaluar mis intenciones y mis propósitos.

¿Lo que estoy haciendo es verdaderamente bueno?

La pipa es lo de menos~

Fernand Reyes

7 de mayo de 2025