¿Antiguo reclamo que insinúa que podemos cambiar de ojos?
Como si las dos esferas que nos permiten ver lo que aquí escribo, tal vez se pudieran cambiar para que solo leas la intención.
¿Con qué ojos me estás leyendo?
¿Escondes algo en tu mirada?
Qué triste cuando alguien especial ya ni te mira.
Qué bonito cuando sientes la mirada de alguien especial.

Personalmente, me resulta hasta necesario buscarle los ojos a la gente, porque son cofres. Dentro hay joyas, emociones y vivencias de todo tipo.
Lo que nos asombra. Lo que nos trauma. Lo que nos enamora. Lo que nos ilusiona.
¿Sabes hablar con los ojos?
Dicen que yo río con los míos.
¿Has mirado por encima del hombro?
Cuando voy a Burger King o Walmart, me resulta interesante tratar de descifrar un corazón a través de dos ojos…
Ok, voy al grano.
Una tarde de verano en Cayey, la mirada de aquella muchacha chocó con la mía y, en un instante, sin palabras, nos dijimos el primer sí…
Cuatro esferas se alinearon en amor: dos pares de ojos oscuros que escribirían desde entonces una nueva historia.
Mientras tanto, Dios, quien inventó nuestro inigualable sistema de visión humana, se agacha solo un poco para que su bata no nos interrumpa el momento, y desde su trono nos sentenció a un Irremediable Amor, ese tipo de amor que, hasta visto desde la montaña más alta, luce brillante, único y eterno…
Y ojo, la mirada de Dios está llena de amor y fuego, y sus destellos nos aclaran el mundo que conocemos, mientras esperamos, sin saberlo, el último parpadeo.
4:00 am quedo muda. Al leer lo hermoso de escribir desde el corazón