Agria/ciado.
Este es un término nuevo que acabo de inventar para intentar describir lo que es capaz de derramar un corazón que, muy a pesar de las amarguras que la naturaleza de la vida trae, da gracias.
Hay que tener cierta estamina espiritual y emocional para imponerse a las realidades de la vida y ser agradecido. No siempre es tan dulce; muchas veces es tan agrio.
Agria/ciado.
Me parece que el agradecimiento es un ejercicio duro a veces, típico del gimnasio emocional requerido para un ser que quiere ganar fuerzas. Duele cuando agregas peso. Molesta cuando aumentan las repeticiones. Es efectivo cuando surge de un humano espiritual, pero decidido, claro y aterrizado.
¿Y qué es dar gracias?
Es aceptar ser el recipiente de regalos que no se merecen y expresarlo.
¿Cuánta gente nos ama, aunque no lo merecemos?
¿Cuántos se esfuerzan para amarme?
¿Cuánto me esfuerzo para alejar a los que me quieren?
Mucho es el esfuerzo para sostener las acciones que gritan mil "Te amo". Muchas las millas extras caminadas en dirección contraria para mostrar amor. Invisibles, a veces, las demostraciones del que quiere de veras.
Como cuando alguien se levanta todos los días antes que yo, para pintar el sol y ponerlo a brillar para mí.
El mismo que llena de agua las nubes para mojarme y jugar conmigo, aun sabiendo que no le haré caso.
Ese que hace crecer un árbol cerca de mi ventana para que tenga sombra y, además vea yo nacer la vida y la vea volar.
El mismo que me cruza en las peligrosas calles de la existencia, detiene el tráfico y me deja seguir caminando, aun sabiendo que ni voltearé a mirarle...
Qué agria/ciado soy.
Dulce y amargo para quien tanto me ama y, aun así, me ama.
En la lista, muchos hermanos terrícolas. A todos, de corazón, gracias...
¿Y en qué lugar está Dios?
Justo en el mismo lugar, haciendo más por nosotros, aunque aún no sepa bien decirle: Gracias.
Así es! Muchas veces nos enfuscamos en nuestro diario vivir, en el seguir del día y luego el dia nos lleva directamente a no ver lo q otros hacen por vernos y hacernos felices. La importancia de mantenernos en oración a través del día como dice la Palabra sino el día y sus ataduras nos desenfoca.