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La Pipa de la Paz~

Tregua entre indios y vaqueros. Pacto entre dos bandos que ponen a un lado el conflicto para permitirse reorganizar, repensar y negociar. Un importante descanso para un pueblo que no tiene culpa, como casi siempre pasa.


A veces el pueblo se toma como suyos los conflictos innecesarios de sus líderes. No toda batalla de los de arriba es la batalla de los de abajo. Pero terminamos siendo los más afectados, los más distraídos.


¿Alguna vez has visto a un líder sufrir por un pueblo?


¿Quién? ¿Cuándo? ¡Tiene que haberlos habido, caramba!


Parece que somos los mismos indios y vaqueros del viejo oeste de Norteamérica, pero encerrados en una isla, aunque con internet.


Igual que en las películas que veía Don Bruno en su niñez, en estos 2025 a veces todo se ve en blanco y negro.


Nos toca a nosotros, el país, pintar de Color Esperanza nuestros entornos, como Diego Torres cantó.


Así cobra más sentido que nunca la Pipa de la Paz.


Ese tratado entre seres humanos que, de igual a igual, reconocen que hace falta tregua y unidad. De hecho, Una Sola Unidad.


Cuando fumo y me dejo ver con la pipa que ante algunos me ha ganado la fama de “falso cristiano, frío y desorientado”, lo hago en medio de la calma, buscando la reflexión.


Fantaseo con soluciones mientras degusto los sabores de la hoja seca de lo que queda, de nuestro tabaco puertorriqueño.


Este país necesita una pipa de la paz. Necesitamos líderes que pongan en una gaveta sus recrecidos egos políticos y decidan reflexionar a gusto, junto a sus adversarios, acerca de lo que el país necesita.


Pero ojo, la verdad es que la pipa es lo de menos si los corazones no se alinean a la justicia y la verdad.



Un país que tiene a Dios como un adorno no logrará mucho.


No hay pipa de la paz que nos salve si no ponemos a Dios delante de nuestras decisiones.


Ninguna tregua será suficiente si este país y sus líderes no nos tiramos al piso a pedirnos perdón y a buscar a Dios.


Estamos rodeados de agua y se nos inundan las conciencias.


Llenamos los coliseos pa’ celebrar lo malo y hacemos lo mismo en las urnas.


Muchas horas de asistencia a la iglesia nunca serán suficientes para reparar a conciencia este país. Hay que meter mano.


Las drogas y el alcohol siguen siendo igual de malos, y el fanatismo político y religioso también es un opio, ojo.


La pipa es lo de menos~

Fernand Reyes

13 de mayo de 2025

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