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Me despido de Finca Bee Happy...


Se van a cumplir 8 años desde aquella madrugada de finales de enero del 2015, en la que tuve un sueño muy espiritual…


En aquel sueño Dios, en forma de una pequeña nube brillante a mi lado, me habló… escuché su voz que me dijo:

“¿Ves todo esto? Yo te lo voy a dar a ti y a los tuyos, porque sé que puedo contar contigo.”


Acto seguido el sueño se convirtió en una visión dónde el Señor me dejaba ver y sentir muchas otras cosas. Vi que miles de personas eran traídas a aquel lugar y al bajarse de enormes “buses” hacían 3 filas donde se les suplía ropa, comida y medicina. Al mismo tiempo, yo sentía otro mensaje que Dios me hablaba, pero en esta ocasión al corazón. Ese mensaje era:

“Va a venir mucha gente a este lugar para ser suplida de todas estas cosas espiritualmente y por eso te voy a poner aquí… voy a cumplir tu sueño finquero de la infancia. Pero solo para que tú cumplas con esta misión y nunca te olvides de que soy yo el verdadero dueño; sé que si te la pido de vuelta, me la darás…”


¡Este sueño se cumplió de manera fulminante 15 días después!


El 14 de febrero de 2015 yo estaba viviendo esa hermosa finca luego de un milagro financiero. Sin haber yo tenido ni un solo centavo en mi bolsillo, era el dueño de aquellas 33 cuerdas de linda tierra y hermosos paisajes.

Vivir en ese monte solo con mi familia, provocó una fusión entre la tierra y yo. No tenía vecinos cerca y mis días transcurrían viendo aquellos montes y oyendo aquellas aves que se hicieron mis amigas…

Contemplar se hizo mi deporte…


La tarde que descubrí el chorrito feliz, tomé aquellas aguas en mis manos y lloré de agradecimiento.


Día a día me daba cuenta de tantos hermosos detalles de Dios…

En el proceso mi familia animal creció y con ello otro nivel de amor, compasión y aprendizaje. Porque cada animalito que llegaba a la finca, se convertía en el maestro de otra gran lección… Hoy, todos estos personajes están con nosotros en Musa Morada…

Mientras todo esto pasaba, yo me tomaba muy personal cada atardecer. A veces fantaseaba con la idea de que Dios lo hacía solo para mí y por lo tanto cada tarde me sentaba en el famoso banquito a ver cada caída de sol…

Era mi devocional personal…


Prendía mi fogata justo en el mismo lugar donde Dios me habló en aquel sueño. Construí aquella rústica fogata allí, para no olvidar lo que él me había hablado… así que cada vez que una familia llegaba, se prendía aquella fogata y yo escuchaba el disfrute de la gente en aquel rincón, yo sabía que Dios estaba haciendo una operación en esa gente.

Porque de repente mi casita se convirtió en un lugar donde la gente quería estar…


No sé bien como pasó, porque yo había construido mi propio mundito y estaba disfrutando lo que Dios me estaba dejando vivir allí… y de repente mucha gente quería también vivirlo conmigo.


Cuando vives solo en un monte, es inevitable que te fundas de vuelta con el elemento que el propio Dios uso para crearte…

y esa tierra y yo éramos una sola unidad…

En el silencio de la naturaleza, Dios dice mucho…


Yo sentí la tristeza y el abandono de aquel lugar cuando llegué por primera vez, y tuve la dicha de sentir la alegría de aquella tierra cuando la atendí, la amé y la respeté.

La belleza de aquel lugar era su sencillez… y no es mucho lo que podemos agregar a lo que Dios mismo construye.


No obstante, peseta a peseta logramos darle un cariño especial a aquel monte, dentro de nuestras capacidades y con mucho, mucho trabajo…

Nuestros archivos dicen que nos visitaron más de 100mil personas en un periodo muy corto…


Cómo me voy a olvidar de la jovencita que tuvo su última salida y diversión en Finca Bee

Happy antes de morir de cáncer…

Como olvidar el honor de recibir cientos de ancianos y oírlos decirme “esto me recuerda mi infancia”…

Como olvidar los muchos amigos que hice allí…

No pocas veces oía algún niño y niña decir: “Mami yo no me quiero ir, yo quiero vivir aquí”…

Cuánta gente llegó porque quería conocer a Radio, Lilo, Guaki, Japi, Andrés o a tomar en sus brazos a un nuevo ovejito nacido en la finca…

Cuánta gente llegaba para ver un atardecer entre suspiros…

Cuántos fueron bendecidos en un evento Refugio…

Cuántos vinieron por una botellita de miel de las abejitas de la finca…

Cuántos montaron una caseta de acampar por primera vez con sus niños en Bee Happy…

Muchos venían a montarse en el Zángano…

A ver las inmensas ceibas…



No obstante, mientras todo ese éxito se producía, mi salud se veía cada vez más comprometida. Por varios años no tuve ni un solo día libre y mi esposa Shashy se preocupó en extremo. Me estaba consumiendo en trabajo y compromisos…

Y los gastos eran cada vez más grandes; porque el sostenimiento de un proyecto como este, demanda todo el tiempo y todo el dinero que puedas imaginar.


Y Dios nunca faltó pero llego el momento de pedirle al Señor un “release”… y fue concedido.


Desde el pasado mes de septiembre, unos buenos amigos nuestro son los nuevos encargados de Finca Bee Happy y nosotros pasamos a ser una ayuda y soporte para las cosas nuevas y grandes que muy pronto van a pasar allí.

Ahora en la Finca Bee Happy vive El Jibarito de la Cajita, búscalo en las redes, ¡y a toda su gran familia!

¡Estos pasados 90 días han estado muy esforzados en la reconstrucción de tantas cosas lindas que vienen! ¡Que no te puedes imaginar! ¡Por favor estén muy pendientes a la reapertura!


Mientras tanto Shashy, mis hijos y yo nos mudamos a Aguas Buenas, donde por fin tenemos una casita para descansar y disfrutar…

En estos días le decía a unos amigos que nos visitaban, que ya por fin teníamos ¡una casa normal!. Ellos me miraron, se echaron a reír y me dijeron:

“Pero Fernand, te moviste de monte, compraste un restaurante y lo convertiste ¡en tu casa! ¡Esto tampoco es una casa normal!”


Quiero invitarles a visitar en facebook e instagram uno de nuestros nuevos proyectos que se llama Musa Morada. Es la primera cabaña creativa de Puerto Rico. Un lugar para descansar, conectar y crear…


En la reapertura de Finca Bee Happy vamos a estar, de hecho asistiendo en la administración y en todo lo que sea necesario. ¡Así que en realidad este mensaje no es tan fatalista como su título! Jajaja


Pero no deja de ser triste dejar de vivir en un lugar donde tienes tantas memorias, alegrías y vivencias…


Gracias a todos los que trabajaron con nosotros en Finca Bee Happy… mi querido Compay Fidel y su familia, que también se hizo mi familia; Kiarita, Irmarily, Daly, Yabdi, Doña Mildred, Francisco Arenas y su familia; Julio, Kevin, Sammy, Richard, Fabiola, Aida, Alex, Sandra, Joyce, Heidee, mis hijos los Fernandos; y claro, Shashy que puso toda su vida allí.

A nuestros vecinos El Bulo, Raymito, Denisse y Cheo gracias…

A todos los colaboradores, a Nueva Vida, a las miles de familias y personas que vinieron al patio de mi casa a pasarla bien…


¡Gracias!


Siempre amaremos Finca Bee Happy…

Y siempre tendré el corazón sembrado en aquella tierrita… y cada atardecer me recodará que en Aibonito hay una esquinita, donde puedo soñar otra vez…


¡Gracias!


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